viernes, 2 de noviembre de 2007

Jazz. Charmín Michelle y Organik’s Quintet


Que Cantabria no es lugar propicio para el Jazz lo sabemos desde hace tiempo, lo que no evita la paradoja de que, a menudo, lo poco que se programa a veces se solapa y acumula incluso en el mismo día, como ocurrió el sábado día 26 en Santander.

Dos interesantes conciertos se ofrecieron el sábado citado, uno en Tantín, organizado por Caja Cantabria, en el que la cantante norteamericana Charmín Michelle nos ofreció su particular homenaje a la legendaria Billy Holliday; el otro, en la Estación Marítima del Ferry, dentro de la programación del “Show Hall” patrocinado por la autoridad portuaria y la Dirección General de la Juventud, protagonizado por el Grupo de funk Organick’s Quintet, mostrando la diversidad de estilos que engloba esta música.

En Tantín asistimos a una exposición casi académica de una de las partes más sensibles de la historia del jazz. Rememorando a Billy Holliday, pudimos escuchar, en formato de pequeño conjunto (saxo tenor, piano, contrabajo y batería), temas míticos de Cole Porter, Duke Ellington y otros grandes compositores. Charmín abordó con una voz aterciopelada y de registro profundo los diferentes standards, perfectamente arropada por el grupo, todos ellos músicos españoles, entre los que destacaron las improvisaciones de Tony Sola al Saxo y la sutileza rítmica del batería Esteve Pi. Ignasi González al contrabajo y Gerard Nieto en el piano tejieron una red compacta para que Charmín luciera su perfecto fraseo con total seguridad.
Durante el concierto la cantante fue desgranand
o los distintos temas, a partir de arreglos canónicos, en los que encajo dos pequeñas perlas dando un toque de bossa-nova al tema “You be so nice” y desdibujando el swing en el mítico “Love for Sale”. Se despidió con dos bises, el último, “God Bless The Child” en una versión íntima a piano y voz.

Al final nos invadió una sensación extraña. Si hay alguna música que demanda el espacio en corto y la proximidad, esa es el jazz y sobre todo este tipo de jazz cálido y oscuro de la voz casi susurrada. Al entornar los ojos esos sonidos adquirían la resonancia que se produce en el vientre materno de algunos de los míticos clubes de jazz de New York, Blue note, Birland, Village Vanguard: todo habría encajado a la perfección. En todo caso un concierto para disfrute de los aficionados y para recibir suavemente a los que no lo son.

El carecer poliédrico del Jazz y su diversidad de abordajes lo pudimos comprobar en el concierto del grupo vasco Organik’s Quintet, que en la estación marítima sacaron chispas de sus instrumentos en una sesión intensa en la que la rítmica Funky hacia difícil mantener sentados a los asientes en sus sillas. Con un repertorio basado en composiciones originales de los miembros del grupo, demostraron que el nivel de los músicos en nuestro país en el campo del Jazz ha sufrido un empuje que desgraciadamente no se corresponde, como decíamos al principio, con las oportunidades que da el mercado cultural a este tipo de manifestaciones musicales.

Especial referencia sin duda hay que hacer a la labor del José Gallardo al saxo alto, por la capacidad improvisadora, tanto en calidad como en cantidad, que nos ofreció algunos momentos apabullantes en los que el resto del grupo prácticamente le dejaba solo ante el peligro. Si entre las energías renovables estuviera la improvisación jazzistica José podría iluminar una ciudad entera. En todo caso el resto del grupo (Julen Izarra al saxo tenor, Fredi Pelaez órgano hammond, Mikel Romero guitarra, Juanma Urriza batería) no se quedo atrás y también pusieron de manifiesto su alto nivel cuando les tocó dar un paso adelante en sus solos. Quizás el único “pero” es su opción de no incluir un bajista en el grupo y sustituir su papel por la mano izquierda del organista, opción arriesgada sobre todo cuando abordan el famoso tema de Weather Report “Chicken” y algunos añoramos al genial Jaco Pastorius. Un concierto intenso de casi dos horas y media que alguno de los asistentes le supo a poco a tenor de la insistencia en los bises.

Texto del músico Laiman.C y fotografías de Laila Baptista

Santander 2007

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