martes, 20 de noviembre de 2007

EL MIEDO EN EL CINE

El miedo en su forma más primaria constituye una respuesta útil para la supervivencia que nos permite reaccionar ante posibles peligros, sin embargo, en nuestra vida cotidiana nos asaltan otro tipo de temores que poco tienen que ver con riesgos inmediatos: son los miedos aprendidos o condicionados que hemos adquirido a lo largo de nuestro ciclo vital.

Si a una rata de laboratorio le aplicamos un sonido agudo seguido de una descarga eléctrica, la asociación repetida de ambos estímulos logra que la sola presencia del tono genere reacciones de miedo. Pensemos en el origen de nuestras fobias y con toda probabilidad encontraremos la consecuencia aversiva que instauró la reacción temerosa.

El miedo “normal” no anula nuestra capacidad de respuesta. Una alarma desproporcionada apuntaría a un sentimiento disfuncional.

El cine nos proporciona una posición de control desde la cual disfrutamos de la sensación de susto o sobresalto que el género de terror busca. La inquietud que genera lo desconocido se logra a través de efectos de diverso tipo: música, movimientos de la cámara, puertas que se cierran de un golpe, la oscuridad, seres deformes, espíritus…en definitiva todo aquello que juegue con el instinto de conservación del ser humano enfrentándole a su mayor miedo, la muerte.

Desde el horror violento y explícito, pasando por las míticas sagas de asesinos monstruosos, hasta miedos más sutiles que tocan temores profundos de la psique humana, el cine ha tratado de evocar esa sensación en sus espectadores reinventándose para intentar sorprender a un público cada vez más exigente: películas como 'El proyecto de la Bruja de Blair' en la que se juega con el realismo, a través del falso documental, para tocar susceptibilidades sin necesidad de efectos sangrientos, dan cuenta de ello.

En los últimos años, la tendencia es dejar de lado las irrisorias películas de terror adolescente americanas (últimamente sustituidas por versiones niponas que a su vez son copiadas desde los estudios hollywoodienses).Películas como 'El sexto sentido', 'Los Otros' o 'El Orfanato' recuperan el terror psicológico, con historias que mantienen el suspense y logran sorprender con un impactante final. Esta fórmula empieza a estar demasiado explotada y cada vez resulta más difícil inventar nuevos artificios que consigan dejar boquiabierto al espectador.

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