jueves, 25 de octubre de 2007

BREVE APUNTE SOBRE LA HIPNOSIS


¿Es la hipnosis una especie de sueño artificial? ¿Resulta peligrosa? ¿Se pierde el control voluntario? Estos y otros muchos interrogantes conforman una serie de mitos que rodean a este fenómeno, otorgándole ese halo de misterio que le provee, aún hoy en día, de cierto toque mágico.

No existe una definición clara sobre el término y ésta depende del tipo de teoría desde la que se aborde, tomándola como un estado especial de conciencia (trance) o como una sugestión que utiliza la propia imaginación.

La hipnosis no es un estado de sueño, nunca se pierde el control consciente (a pesar de la imagen que se proyecta en los espectáculos televisivos) y aplicada adecuadamente por profesionales no resulta peligrosa, ya que es del todo imposible que la persona quede “atrapada” en el trance. Nunca en el hipnotizado surgirán reacciones que no posea en su repertorio conductual, ni revelará nada que no desee. En esta línea cabe apuntar que la hipnosis no aumenta la memoria de sucesos pasados, pudiendo formarse falsos recuerdos: se ha demostrado que nuestros recuerdos pueden ser implantados a través de la sugestión. Este tipo de investigaciones ponen en tela de juicio la posibilidad, que la película ‘Caótica Ana’ toca, de ir hacia atrás en el tiempo y recordar identidades anteriores.

Desde un punto de vista científico, las técnicas de imagen cerebral vendrían a arrojar cierta luz sobre el tema. A través de la aplicación de estas pruebas se ha descubierto que durante la hipnosis hay actividad consciente en el cerebro.

Controversias aparte, la utilización de la hipnosis con un uso clínico como parte de terapias de manejo del dolor, ansiedad, estrés, tabaquismo…constituye una aplicación con una gran evidencia a su favor.

miércoles, 17 de octubre de 2007

MATAHARIS

Icíar Bollaín regresa a la gran pantalla después del éxito de 'Te doy mis ojos' con un drama urbano de menor intensidad, en el que el trabajo de detectives de sus tres protagonistas sirve de telón de fondo para exponer temas tan cotidianos como la precariedad en el trabajo, la conciliación de la vida familiar y laboral y la incomunicación en la pareja.


Aunque en un principio el marco de la agencia detectivesca puede resultar chocante, quizá por el desconocimiento del sector, superados los recelos iniciales (generados también en parte por el propio título de la película), descubres que se trata del escenario idóneo para una reflexión sobre la confianza.

A través de las historias personales de Inés (María Vázquez), Eva (Najwa Nimri) y Carmen (Nuria González), entrelazadas unas con otras y a su vez con los casos que cada una lleva, la directora nos hace partícipes y convierte a los espectadores en los espías de las espías, impregnándonos de una carga de autenticidad (magníficas interpretaciones del reparto, con una sorprendente transformación de Najwa Nimri), que rezuma en cada fotograma.

Las edades y situaciones diferentes de cada protagonista permiten que observemos distintas etapas en el amor: enamoramiento e idealismo, realidad y desconfianza, desgaste e incomunicación…Son estas vivencias las que llevan, indefectiblemente, a que estas atípicas Mataharis se vean en la necesidad de tomar decisiones que van a resultar vitales para su existencia.

jueves, 11 de octubre de 2007

RETAZOS DE FOTOGRAMAS

Un año más San Sebastián volvía a extender la alfombra roja para engalanar su festival de cine. Con el teatro Victoria Eugenia recién remodelado este 55 aniversario ganaba glamour y por primera vez dos directoras españolas, Iciar Bollaín con ‘Mataharis’ y Gracia Querejeta con ‘Siete mesas de billar francés’, competían por la Concha de Oro. La cosa prometía.

El Festival Internacional de Cine de San Sebastián es un collage de secciones en las que el aficionado se funde zigzagueando: ahora voy a Zabaltegi, me gustaría ver esta película de la Oficial, qué tal será esa del ciclo ‘Horizontes latinos’…. Cada año dedican espacios a determinados directores, y esta vez les tocó el turno a Philippe Garrell (encontré a una chica de Madrid que había ido a San Sebastián sólo por este ciclo) y a Henry King; el particular estilo dogma también encontró su hueco en la sección ‘Fiebre helada’ y la actriz que recibía el Premio Donostia Liv Ullmann protagonizaba una retrospectiva a ella dedicada.
Sólo disponía de un fin de semana para acudir a este maratón cultural y procuré picotear de cada oferta, tambaleándome entre las pocas entradas que quedaban libres y las interminables colas de cada cine.Son varios los lugares elegidos para proyectar las películas del Festival: el Kursaal (1 y 2, dos cubos para dos salas), el Teatro Victoria Eugenia (maravilloso, elegante, señorial…), los cines Príncipe y los cines Antiguo. Pero acudir al zinemaldia de San Sebastián no es sólo ver películas, es realizar una inmersión en un ambiente bohemio y moderno a la vez, donde los críticos más serios se mezclan con los DJs de las fiestas nocturnas, donde las luces y los flashes acompañan cada paso hasta dotarlo de una irrealidad despreocupada, como si el Festival no acabara nunca y se detuviera el tiempo en la magia del cine.

Fueron dos las cosas que aprendí con este festival. La primera es que tienes que comprar las entradas por internet, con suficiente antelación, para no estar al amparo de aquello que otros dejan, porque puedes ver auténticos bodrios (‘Le lit de la vierge’ de Philippe Garrel, no sé cómo me dejé convencer por aquella que vino de Madrid). Y la segunda es que tienes que llevar siempre una cámara de fotos porque nunca se sabe cuando vas a ver a algún famoso. Yo vi a tres: a Paul Auster, el escritor, que presentaba su película ‘The inner life of Martin Frost’ (a mí me gustó pero hubo quienes vieron muchas similitudes con otros filmes); vi también a Nuria González, la actriz que encarna a Candela en la serie de televisión ‘Los Serrano’ (como decía una señora que estaba a mi lado “Si la ves por la calle ni te enteras”) y pude ver también a….. tachán, tachán ¡¡Richard Gere!!. El galán de Hollywood recién galardonado Premio Donostia derrochó naturalidad y cercanía entre el público que acudió a verle pasar (llegó a las doce de la noche y eran muchos los que le esperaban en la puerta del Hotel Maria Cristina, antes de que al día siguiente cruzara entre la muchedumbre el puente entre el Kursaal y el Teatro Victoria Eugenia, lo moderno y lo antiguo, demostrando que se puede ser famoso sin ser divo). Viendo la seguridad que irradiaba y la paz de su aura, lo mismo hasta me hago budista.

No vi ninguna de las películas ganadoras, pero probablemente se estrenen la mayoría en las salas de cine convencionales. Habrá que estar atentos.


PALMARÉS

Concha de Oro a la mejor película: 'A thousand years of good prayers' de Wayne Wang.
Premio especial del jurado: 'Buddha collapsed out of shame' de Hana Makhmalbaf.
Concha de plata al mejor director: Nick Broomfield por 'Battle por Haditha'.
Concha de plata a la mejor actriz: Blanca Portillo por 'Siete mesas de billar francés' de Gracia Querejeta.
Concha de plata al mejor actor: Henry O por 'A thousand years of good prayers' de Wayne Wang.
Mejor fotografía: Charlie Ham por 'Exodus'.
Mejor guión: Gracia Querejeta y David Planell por 'Siete mesas de billar francés' y John Sayles por 'Honeydripper'.
Premio del público: 'Caramel' de Nadine Labaki.
Premio del público a la mejor película europea: 'La escafandra y la mariposa' de Julian Schnabel.

domingo, 7 de octubre de 2007

EXPOSICIÓN ‘VISTEME. DE LA ALTA COSTURA DEL ARTE’


A raíz de la celebración de la V semana de la Moda en Cantabria (SIMC), entre los días 18, 19 y 20 de septiembre, el Palacete del Embarcadero de Santander acogió la exposición ‘Vísteme. De la alta costura del arte’.
La muestra abierta desde el pasado día 13 de septiembre hasta este 4 de octubre enseñaba la historia de la moda en la figura de la mujer con una colección de trajes de firmas internacionales como Armani, Chanel y de firmas nacionales como Balenciaga o Angel Schelesser, modisto originario de la ciudad de Santander.

Uno tiene la sensación de que la muestra se quedó algo escasa y poco lucida. Se echaba de menos mayor volumen de obras, y a pesar de que el escenario elegido para celebrar la exposición, el Palacete, es un lugar que otorga mucho juego, grandes ventanales, mucha luz, la muestra resultaba pobre.

La afluencia de público también fue nimia. Es curioso porque El Palacete da pie a que los transeúntes puedan observar la exposición desde el exterior y eso hace que se animen y entren a echar un vistazo. Sin embargo las veces que he acudido a visitar la colección la sala se encontraba prácticamente vacía. Lástima.

Resulta interesante comprobar como la ciudad para promocionarse exteriormente al margen del turismo de sol y playa apuesta por estos eventos. Si la ‘Semana de la Moda en Cantabria’ pretende adquirir en un futuro cierta relevancia habrá que esperar a posteriores ediciones para mejorar este tipo de exposiciones.
¡Hay que hacer gala de la notoria fama de la ciudad de Santander por su buen gusto a la hora de vestir!